¿Prohibir el apretón de manos en los centros de atención de salud?
Prevenir infecciones asociadas al cuidado de la salud: Una medida con implicancias médicas, sociales y culturales. ¿Será posible hacerlo?
AMA. Published online May 15, 2014. doi:10.1001/jama.2014.4675
El apretón de manos representa una costumbre social profundamente establecida. En los últimos años, sin embargo, ha habido un creciente reconocimiento de la importancia de las manos como vectores de infección, dando lugar a recomendaciones y políticas formales con respecto a la higiene de manos en los hospitales y otros ámbitos sanitarios. Estas iniciativas se han visto limitadas por el cumplimiento y la eficacia variables. 1,2
En un intento por evitar contraer o propagar una infección, muchas personas han hecho sus propios esfuerzos para evitar dar la mano en diversos ámbitos, pero, al hacerlo, pueden enfrentarse a riesgos sociales, políticos, e incluso financieros.
En particular, en la era actual de la reforma de salud, los enfoques innovadores, prácticos y fiscalmente prudentes hacia la prevención de la enfermedad asumirán papeles cada vez más importantes. El reglamento para restringir el apretón de manos del ámbito de la atención de salud, en conjunto con los programas de higiene de las manos, pueden ayudar a limitar la propagación de las enfermedades y, por lo tanto, potencialmente podrían reducir la carga clínica y económica asociada con las infecciones nosocomiales y la resistencia antimicrobiana.
El desarrollo efectivo y la aplicación de tal prohibición del apretón de manos probablemente requerirán de más estudios para confirmar y describir el vínculo entre apretones de manos y la transmisión de agentes patógenos y enfermedades; la promoción de una alternativa social, el gesto consciente de prevención de la salud para sustituir el protocolo del apretón de manos; y de los medios de comunicación y programas de educación generalizada.
Contexto cultural
El apretón de manos se ha desarrollado durante siglos hasta su actual momento de profundo papel cultural. Las artesanías de la antigua Grecia sugieren que el apretón de manos comenzó como un gesto de paz general, mostrando la palma de la mano como símbolo de honestidad y confianza. La costumbre y la técnica de este gesto de la palma abierta, posteriormente, se convirtieron en la forma moderna del apretón de manos que ahora representa un símbolo internacional de saludo de llegada / salida, de reconciliación, de respeto, de amistad, de paz, de enhorabuena, de buen espíritu deportivo o de acuerdo formal. Más allá de su significado interpersonal, el apretón de manos también asume comúnmente importancia comercial o política.
En el ámbito de la atención de la salud, donde los encuentros con pacientes comúnmente comienzan y terminan con un apretón de manos, ese gesto ha demostrado que tiene la capacidad de mejorar la percepción de la empatía y de la compasión del médico. Los apretones de manos entre los profesionales de la salud y sus pacientes tienen el potencial de consolar y calmar.
Transmisión de enfermedades
Alcance del problema
Sin embargo, las manos de los trabajadores de la salud a menudo sirven como vectores para la transmisión de microrganismos y enfermedades.1, 3, 6
Las manos de las personas encargadas del cuidado de la salud se contaminan con patógenos de sus pacientes y, a pesar de los esfuerzos para limitar la propagación de la enfermedad, la contaminación cruzada de las manos de los trabajadores sanitarios comúnmente ocurre a través del contacto de rutina con el paciente y con el medio ambiente.
La duración de la supervivencia de las bacterias y de los virus en las manos de los trabajadores de la salud varía por factores patógenos y ambientales. Por otra parte, la transmisión relacionada con la mano de los microorganismos en el ámbito de la atención de la salud puede contribuir a la carga de la resistencia a los antimicrobianos.
Importancia y limitaciones de la higiene de manos
La higiene de manos durante mucho tiempo ha sido reconocida como fundamental para la prevención de las infecciones nosocomiales.1 Se le ha asociado con la disminución de la colonización bacteriana y la tasa de infecciones adquiridas en el hospital.1 Sin embargo, el cumplimiento del personal de salud de los programas de higiene de las manos tiene una media de 40 %1,2 y los pacientes y visitantes del ámbito de la atención de la salud en general también tienen un bajo cumplimiento de las políticas de higiene de manos.
Por otra parte, los desinfectantes para manos a base de alcohol, que han tomado el lugar de lavarse las manos en muchos ámbitos de atención de la salud, tienen limitada actividad contra algunos patógenos, incluyendo Clostridium difficile.3 Al mismo tiempo, la eficacia del lavado de manos varía con detalles de la técnica, tales como duración.1
Transmisión de patógenos y enfermedades por el apretón de manos
El riesgo de infección del apretón de manos ha sido descrito en la literatura médica desde principios del siglo XX.6 Múltiples estudios han demostrado que el apretón de manos puede transmitir patógenos.3-6 Las políticas de higiene de las manos extendidas se han predicado a raíz del vínculo bien establecido de la transmisión a través de las manos de patógenos y enfermedades.1
Se ha encontrado que la contaminación bacteriana cruzada en voluntarios fue más probable con el apretón de manos que con el gesto de "chocar los puños" en ámbitos quirúrgicos. Se demostrado la transmisión de las esporas de Clostridium Difficile (una causa común de diarrea en el ámbito de la atención de salud) a través del apretón de manos.3 4 Además, la supervivencia de las bacterias transmitidas a través de el apretón de manos se ha encontrado que es prolongada en presencia de esputo.5
Lecciones aprendidas de la prohibición de fumar
Aunque la mortalidad asociada con el tabaquismo se ha encontrado que es sustancialmente mayor que la asociada con las infecciones adquiridas en el hospital, algunos paralelismos se pueden extraer entre la propuesta de eliminar el apretón de manos desde el ámbito de la atención de salud y los esfuerzos anteriores para prohibir fumar en lugares públicos.
A lo largo de los años1950 y 1960 el tabaquismo representó una práctica social establecida. En 1954, más del 50 % de los médicos en Massachusetts fumaba cigarrillos y, en 1962, el 42 % de los adultos en los Estados Unidos fumaba.
Durante este mismo período, los vínculos entre el tabaquismo, el cáncer de pulmón y la enfermedad coronaria se estaban volviendo cada vez más claros. En 1964, con el lanzamiento del primer informe general: "Tabaco y Salud", llegó la sugerencia de que se prohibiera fumar, aunque con el reconocimiento de que: "una propuesta de este tipo no sería fácil de implementar." 7
Dado el papel cultural profundamente arraigado del hábito de fumar en ese momento, la aceptación de la evidencia de los daños asociados con el tabaquismo, seguido de la prohibición de fumar en lugares públicos, tomaría muchos años.
El uso del cigarrillo, ya se ha prohibido en lugares públicos a lo largo de gran parte de América del Norte, incluso en aviones comerciales; muchos bares, restaurantes y teatros; y hasta los campus universitarios de la Universidad de California. En 2014, sólo aproximadamente el 18 % de los adultos en los Estados Unidos fuman, y la prohibición de fumar protege aproximadamente a la mitad de los estadounidenses contra el humo de segunda mano en el lugar de trabajo.
La eliminación de una costumbre cultural profundamente arraigada de las situaciones sociales ha supuesto, más allá de prohibiciones / regulaciones formales, la aplicación de otros recursos como medios generalizados y esfuerzos educativos, así como el desarrollo y la promoción de alternativas eficaces, como los chicles de nicotina, en parte debido a la naturaleza adictiva de la esa sustancia.
"Zona libre del apretón de manos: para proteger su salud y la salud de los que lo rodean, por favor absténgase de dar la mano, mientras permanezca en estos locales"
Saludos alternativos
Dado el rol social/cultural, profundo y penetrante del apretón de manos, cualquier esfuerzo para restringirlo desde el ámbito de la atención de salud debe considerar alternativas prácticas y conscientes del riesgo de infección, junto con programas educativos extensos y señalización adecuada, tales como: "zona libre del apretón de manos: para proteger su salud y la salud de los que lo rodean, por favor absténgase de dar la mano, mientras permanezca en estos locales".
Las alternativas al apretón de manos se pueden encontrar en una variedad de gestos seculares y de base religiosa de todo el mundo. Algunos gestos bien establecidos incluyen gesto familiar de agitar la mano de una lado a otro (con la palma abierta, que se practica ampliamente como un gesto de saludo informal) y la colocación de la palma de la mano derecha sobre el corazón (como se practica en los Estados Unidos, mientras se está frente a la bandera nacional).
Una práctica predominantemente en el Lejano Oriente, la reverencia, simboliza respeto, pero también puede tener una variedad de significados seculares / religiosos y puede significar saludo, llegada / salida, humildad, obediencia, sumisión, disculpa o felicitaciones.
El gesto Namaste, practicado durante siglos en todo el sur de Asia, se ha hecho cada vez más frecuente en la práctica de yoga en todo el mundo. Mediante la colocación de las palmas de las manos unidas contra la cara o el pecho, y la inclinación de la cabeza hacia adelante. El gesto simboliza respeto y puede tener un significado religioso entre los hindúes y los budistas.
En Tailandia, las funciones del gesto Wai son similares. Elsalaam (paz) en la que la palma de la mano derecha se coloca sobre el corazón, a veces con un arqueo sutil, se ha practicado entre algunos musulmanes y en general representa un símbolo de saludo llegada /salida y de respeto.
Conclusiones
Prohibir el apretón de manos en el entorno de atención de salud puede requerir de más estudios para confirmar y describir mejor el vínculo entre la transmisión relacionada con los agentes patógenos y las enfermedades.
Además, dada la profunda función social del apretón de manos, puede ser necesario adoptar y luego promover con medios generalizados y programas educativos un gesto sustituto adecuado.
Sin embargo, la eliminación del apretón de manos desde el ámbito de la atención de la salud puede en última instancia, ser reconocido como una manera importante de proteger la salud de los pacientes y de sus cuidadores, en lugar de considerarlo como un insulto personal a quien se le niega la mano de otro.
Dada la enorme carga social y económica de las infecciones nosocomiales y la resistencia a los antimicrobianos, y el éxito muy variable de los enfoques actuales de la higiene de manos en el entorno de la atención de salud, sería un error descartar de plano, una medida prometedora, intuitiva y accesible.
Referencias
- Boyce JM, Pittet D; Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee; Society for Healthcare Epidemiology of America; Association for Professionals in Infection Control; Infectious Diseases Society of America; Hand Hygiene Task Force. Guideline for hand hygiene in health-care settings: recommendations of the Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee and the HICPAC/SHEA/APIC/IDSA Hand Hygiene Task Force. Infect Control Hosp Epidemiol. 2002;23(12)(suppl):S3-S40.
- Erasmus V, Daha TJ, Brug H, et al. Systematic review of studies on compliance with hand hygiene guidelines in hospital care. Infect Control Hosp Epidemiol. 2010;31(3):283-294.
- Jabbar U, Leischner J, Kasper D, et al. Effectiveness of alcohol-based hand rubs for removal of Clostridium difficile spores from hands. Infect Control Hosp Epidemiol. 2010;31(6):565-570.
- Ghareeb PA, Bourlai T, Dutton W, McClellan WT. Reducing pathogen transmission in a hospital setting: handshake versus fist bump: a pilot study. J Hosp Infect. 2013;85(4):321-323.
- Döring G, Jansen S, Noll H, et al. Distribution and transmission of Pseudomonas aeruginosa and Burkholderia cepacia in a hospital ward. Pediatr Pulmonol. 1996;21(2):90-100.
- Hamburger M Jr. Transfer of beta hemolytic streptococci by shaking hands. Am J Med. 1947;2(1):23-25.
- Childish habit. JAMA. 1964;189(11):850.
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